8 de abril de 2010

A mucha distancia de mi tierra

Los ojos devuelven
un cierto juego insondable.
En medio de luces y sombras,
el hombre,
alumno y a veces maestro,
nos permite desde tan lejos mirar.
En esta inmensidad,
que es la bendita Tierra,
todo aquello que llega,
llega rebozante de plenitud,
exultante de belleza...
Es imposible no conmoverse,
sentirse parte de esta divinidad,
santificarse de arrebato,
fundirse en la unidad...

2 comentarios:

Gerardo Omaña Márquez dijo...

Siempre habrá en ti un halo que endulza y enamora.
Besitos para tu alma.

PD:Has sido premiada en IMAGINARIA.

Horacio Fioriello dijo...

Que gusto leerte Marines!!! sabes que te requiero! donde estas?

besosssssssssss