¡Ah! ¡Pobre
de ti, de mí, de todos!
Constelación con ídolos de barro…
Lejos del
diapasón calla la nota,
y el musical
sonido se aletarga.
Quiero
lavar mis lágrimas en agua,
agua de
manantial recién manada,
dejar en el
camino el equipaje
para marchar
liviana en este viaje…
Ni
recuerdos, ni culpas, ni esperanza,
corazón
galopante que ha parado,
hoy desplegará
sus alas de Pegasso
para unirse
de nuevo al Universo…
No quiero
cruces, ni oraciones,
ni
ceremonias vanas este día…
No quiero
despedidas con tristeza,
ni
innecesarios gestos de pesares.
En cambio espero de tu parte,
un sinfín
de saludos optimistas,
pues el
que se va contento de este mundo,
es porque
lo ha vivido plenamente.